El Agua es el pilar fundamental de la vida en nuestro planeta y el componente n° 1 en nuestro organismo. Posee cualidades únicas e irrepetibles y no hay otra sustancia que se le parezca.
Este elemento esencial de la naturaleza ha estado desde siempre entre nosotros y dentro nuestro, pero aún en nuestros días sigue albergando profundos misterios. Tanto es así que la ciencia más moderna no ha podido determinar ni explicar las casi 70 anomalías que presenta. Muchas de estas «anomalías», son las que posibilitaron que haya vida en nuestro planeta.
Veamos algunas de ellas:
- Es la única sustancia en el planeta que puede existir en tres estados: líquido, sólido y gaseoso.
- Puede desafiar la gravedad subiendo por capilares de altísimos árboles hasta la cima superando varias atmósferas de presión.
- Cuando el agua se congela, se dilata. Es decir que aumenta de volumen y sin embargo flota, como los cubos de hielo en un vaso de agua: el agua es más liviana en estado de congelación que en estado líquido.
- El agua de los océanos funciona como depósitos de calor. Esto, anudado a las corrientes marinas, modera las temperaturas del planeta.
- Solamente en su estado sólido tiene más de 15 formas conocidas, dependiendo de la presión y la temperatura. Cuando se congela, sus moléculas pueden agruparse en al menos 17 formas distintas.
- No se ha podido determinar por qué no es reemplazable por otros líquidos.
- Nuestro cerebro se compone en un 70 % por agua
- La sangre en un 80%
- Los pulmones en un 90 %
- Los huesos son aproximadamente un 30% agua.
- El 80% de nuestro ADN es agua.
¿El Agua tiene memoria?
En un laboratorio de Alemania durante los años 60, ocurrió algo inexplicable: accidentalmente, un operario dejó caer en un recipiente de agua destilada una ampolla cerrada al vacío que contenía un potente veneno. No hubo contacto físico entre el agua y el veneno.
Luego de unos días se les dio de beber ese mismo agua a ratones de laboratorio, que misteriosamente, murieron en pocos minutos.
Inmediatamente se analizó el líquido y este no presentaba alteración alguna. Químicamente, no era más que agua común y corriente, pero por alguna extraña razón había adquirido las propiedades del veneno.
A partir de este fenómeno los científicos formularon una hipótesis fantástica que podía explicar el impredecible comportamiento del agua: ¡EL AGUA TIENE MEMORIA!.
Con el tiempo, en varios países alrededor del mundo se ha demostrado que el agua recibe y replica cualquier influencia exterior, «recordando» todo lo que sucede en el espacio que la rodea. Como una plantilla de información, almacena y se impregna de la energía circundante.
Esto se debe a que la estructura del agua, que es el patrón en el que se agrupan sus moléculas, reaccionan ante cualquier estímulo externo formando diversas estructuras fluidas y cambiantes. Pero algunas de estas moléculas, sin embargo, forman estructuras estables conocidas como «Racimos». Es en estas estructuras de racimo en donde el agua retiene la información a la que ha sido expuesta.
Konstantin Korotkov, científico mundialmente reconocido por sus estudios en el campo de la energía humana, dijo:
«Nuestros pensamientos y emociones están conectados con el sistema nervioso, cuando sentimos o pensamos la energía creada influye directamente no solo en el sistema nervioso, a través de los neurotransmisores volcados al torrente sanguíneo, sino en todo el cuerpo, y es principalmente el agua la que transmite estas energías«.
Los mensajes del Agua
Afortunadamente, vivimos en una era de brillantes descubrimientos y una enorme capacidad tecnológica. Esto nos ha permitido comprobar a lo largo de los años, teorías que creíamos imposibles o que ni siquiera imaginábamos.
Uno de los más llamativos y conocidos estudios de nuestro tiempo comienza con la hipótesis de que el agua «recibe instrucciones».
Masaru Emoto (1943 – 2017) fue un investigador y ensayista que dedicó más de 15 años al estudio del agua y su capacidad de almacenar y recordar información.
En su laboratorio en Japón, comparó 50 muestras de agua expuestas a distintos estímulos.
Al principio de su investigación, llevó a cabo un experimento con tres recipientes de agua. Al primero se le dijo «Gracias» diariamente, durante un mes. Al segundo recipiente se le dijo «idiota» y al tercero, se lo ignoro completamente.
Los resultados fueron sorprendentes. La primera muestra presentó un leve fermento con un olor agradable, la segunda se puso completamente negra y la tercera simplemente se pudrió.
En 1995, Emoto y su equipo sometieron muestras de agua a diferentes tipos de música; La música clásica generó bellos cristales hexagonales, mientras que la música «hard Core» creó cristales amorfos.
Si bien estos experimentos son reveladores, los resultados más impresionantes de los estudios de Emoto emergieron al fotografiar la estructura molecular de distintas muestras de agua, expuestas a pensamientos, palabras y emociones.
Palabras como «Gracias» y «Amor» produjeron cristales hexagonales y formas hermosas que nos remiten a la geometría sagrada.
El trabajo de Masaru Emoto demostró que el agua reacciona a todos los estímulos, sean materiales o inmateriales, internos o externos.
En este punto, es útil recordar que la neurociencia ha descubierto que nuestro cerebro emite frecuencias cuando pensamos y que cada pensamiento y emoción posee una vibración y frecuencia específicas.
El amor tiene una frecuencia, el miedo, otra. Estas son idénticas en todas las personas y es por ello que pudo demostrarse que los pensamientos dirigidos al agua modifican su estructura.
Ahora bien, pensemos al agua en nuestro organismo como una plantilla de información que recibe constantemente instrucciones, nuestras instrucciones. Y la fuente de dicha información no es otra que nuestros pensamientos, emociones, palabras, símbolos, etc.
Esto abre un infinito de posibilidades, pero lo cierto es que el agua por sí misma, no diferencia una frecuencia de otra ni distingue energías «buenas y malas». Simplemente se impregna de la información circundante, la almacena y la transmite.
Decidir con qué frecuencia estamos informando al agua dentro y fuera nuestro, depende exclusivamente de nosotros mismos.
Si nuestras emociones, pensamientos y palabras acarrean odio, queja y negatividad, las moléculas de agua en nuestro cuerpo se verán afectadas de manera negativa irremediablemente. Esto da por resultado modificaciones no solo de nuestras emociones y estados de ánimo, si no también a nivel orgánico y fisiológico.
En cambio, si informamos el agua con un mensaje, emociones y pensamientos positivos, el resultado será sumamente beneficioso tanto en nuestra salud física como emocional.
Esto significa, a fin de cuentas, que la salud de una persona depende del mensaje que ésta emite y de la frecuencia y energía proveniente de sus pensamientos, palabras y emociones.
Los Mitos del Agua
Según hemos visto, una de las claves fundamentales para lograr una vida saludable consiste en escuchar y atender a la información que le damos al agua en nuestro cuerpo.
Pero lo extraño y en verdad intrigante es que este planteo coincide con lo que las antiguas culturas de todo el mundo enseñaron, cuando le hablaban al agua en ritos, cuando de alguna manera lograban sanarse y sanar a otros usando lo que parecía simplemente agua común.
¿Será que, a su propia manera, conocían estas virtudes del agua?
La cultura del agua ha estado presente a lo largo del tiempo en todas y cada una de las antiguas civilizaciones. Cada una de estas civilizaciones, entendió a su manera un mismo concepto. Veamos algunos ejemplos:
En el Zoroastrismo, una de las religiones más antiguas, el agua juega un papel central en el mito sobre el cosmos y su origen. En sus mitos, las aguas primordiales constituyen la base sobre la cual descansan los cielos. Y su representante principal es la deidad Ahura Mazda, también conocida como Hormuzd, deidad de la creación y máxima divinidad. Según Mary Boyce, experta en el tema, no había una distinción neta entre el agua en sí misma y la divinidad.
En occidente, también los mitos mayas asocian la creación al agua. El «Popol Vuh», libro sagrado de los mayas que habitaban lo que hoy es Guatemala, dice:
«Ésta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía. No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había algo que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había algo dotado de existencia«.
También encontramos al agua como un elemento fundacional de la mitología judeo-cristiana, cuando en el Génesis, Dios crea el mundo «separando las aguas». Además, vale aclarar que el concepto de agua «bendita», parte del mismo pensamiento (Bendita etimológicamente significa ‘Bien dicha’).
En la mayoría de las culturas alrededor del mundo se hacían ofrendas, ritos e invocaciones a las fuentes y cursos naturales de agua. Si comprendemos esas ofrendas como palabras, emociones y pensamientos que informaban al agua con una frecuencia e instrucciones concretas para generar salud y plenitud, más allá de las diferencias culturales entre nosotros y nuestros ancestros, vemos en acción un mismo concepto.
En nuestros días, muchísimas personas alrededor del mundo están al tanto de las virtudes del agua como vía primordial hacia una mejor calidad de vida. En Ormus Patagonia, le damos una importancia especial ya que gran parte de lo que desde hace años realizamos está conectado con los conocimientos que estamos compartiendo.
En nuestros días, muchísimas personas alrededor del mundo están al tanto de las virtudes del agua como vía primordial hacia una mejor calidad de vida.
Lo que hoy en día podemos comprender del agua en nosotros y en el Universo, es sólo un diminuto porcentaje del panorama total. Sin embargo, estos conocimientos pueden ser una puerta de entrada para quienes caminamos hacia una Mente clara, una energía refinada y un cuerpo saludable
Al igual que toda la vida en el planeta, nuestro pasado está en el Agua. Nacemos cuando nuestras madres «rompen aguas», y antes del parto, ese agua que llamamos «líquido amniótico», nos alberga, nos nutre y nos protege.
Quizá los grandes cambios que tanto anhelamos a nivel colectivo e individual, se harán posibles cuando comprendamos la conexión que existe entre nosotros y el agua.
Excelente y completa informacion
Sí, esta comprobado q el agua es vida y todo se genera en el agua, lo tanto el contacto c el agua d la forma q sea nos nutre y energiza, solo q hemos inventado tantas formas d darle gusto al agua, q se perdió la verdadera conexión c el agua, beber agua pura es el mayor elixir pa nuestros físicos y todo ser vivo q existe, gracias p tan valiosa información