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Estas invenciones estaban orientadas a mejorar la conducción energética de circuitos eléctricos, así como también aprovechar, almacenar y utilizar la energía disponible del ambiente, como la estática, por ejemplo. El objetivo era lograr “energía libre” para propulsar vehículos y disminuir el consumo eléctrico de muchos aparatos.

Durante un campo de verano en el Templo Zen Shobogenji en Córdoba, se entregó a muchos de los asistentes al menos un producto. Principalmente se ofrecieron lápices de salud, cremas, geles y parches de salud, todos con incorporación de Ormus y Nanopartículas de Oro, Zinc y Cobre. Prácticamente, todas las personas que probaron los distintos dispositivos comunicaron que los productos les ayudaron a disminuir sus dolores y sentirse mejor.

Se produjeron las primeras 100 botellas de medio litro de Ormus, luego de una extensa labor que llevó meses de lavado y filtrado.

El producto final fue de tan alta calidad que esas 100 primeras botellas se vendieron inmediatamente. Así empezó el camino que hoy se sigue trazando al crear cada vez más y mejores productos que ayudan a muchos miles de personas todos los días.